Haritz Aranburu

"Ser un buen entrenador de fútbol base no es sencillo"

Siempre que se inicia en este mundo, nunca sabes donde está tu tope. Y es que este joven Director Deportivo, aún tiene mucho recorrido por delante. Empezó siendo un juvenil a entrenar en el futbol base. Y con apenas 19 años llego a un club profesional

Tras una etapa en este club y demostrando sus conocimientos y sus ganas de aprender acabó esta etapa e inicio otra. Demostrando que la edad no importa, sino la capacidad de superación y las ganas por aprender y seguir creciendo.

Y es que Haritz actual Director Deportivo del Futbol Base de la SD Leioa y Leioako Emakumeak es uno de esos jóvenes con gran proyección que aman lo que hace. Aquí nos deja sus impresiones.

¿Cuándo empezó Haritz en el mundo del futbol y cuál fue tu primer club?

Empecé a jugar a fútbol en el Zaldua, que está bastante cerca del pueblo donde vivo, Mallabia. Sería con alrededor de 11 años.

Con 16, nos dieron la posibilidad de entrenar junto con un muy buen amigo, Ander Litago, de entrenar a los infantiles del Zaldua. Lo cogimos encantados, y ahí empezó todo.

Pronto llegaste a entrenar en el futbol base de la SD Éibar ¿Cómo surgió esa oportunidad?

La verdad, fue de las sorpresas más grandes y no gratas que he tenido nunca. Fue curioso, porque no nos lo esperábamos, ni mucho menos.

Me llamó Fran Garagarza, con 19 años, y tras una primera propuesta que no aceptamos, nos ofrecieron entrenar el Infantil A, y ya no dudamos.

Ahí nos embarcamos Ander Litago como segundo entrenador, y Mikel Goitandia como preparador de porteros. Los tres de la cuadrilla, con 19 años aterrizando en un club profesional. Disfrutamos mucho, la verdad.

¿Cómo fue ese trabajo que realizaste en la cantera de este club?

Muy intenso. Yo al Eibar se lo debo todo. Ahí he aprendido todo lo que tiene que ver con el fútbol.

Entré siendo un niño, con mucha hambre y mucha ilusión, pero con muy poca base futbolística, y salí teniendo una forma de ver y entender el juego, con una autoexigencia mucho más alta, con una forma de entrenar mucho más definida, con un mayor control de las emociones y de las frustraciones.

Y sobre todo, compartí el día a día con gente que nunca voy a olvidar todo lo que me aportó a nivel profesional, y a nivel personal.

¿Qué es para Haritz lo más importante del futbol base?

Lo más importante es saber dónde estamos. No se puede tratar a los niños como adultos, no se pueden plantear los entrenos de la misma forma en etapas puramente de rendimiento, no se pueden orientar del mismo modo las correcciones… En definitiva, hay que tener claro que en el fútbol base no existe apenas la inmediatez, que todo tiene y requiere su tiempo.

Y que nos debemos a los chavales todos los que formamos parte de este mundo, son ellos la piedra angular, y nuestro objetivo ha de ser poner todo encima de la mesa para que tengan una formación óptima.

¿Qué importancia le das a esta etapa?

Toda. Es la etapa en la que se adquieren hábitos que pueden y deben ser para toda la etapa deportiva. Los hábitos me parecen fundamentales.

El hábito de escuchar mirando a los ojos, la puntualidad, todo lo que tiene que ver con las horas de sueño y la alimentación, no chutar a portería cuando pasamos de una tarea a otra, la colaboración recíproca a la hora de recoger el material… Hay que educarlos en ello.

¿Cuál es la parte más importante a trabajar en estas edades?

Depende de la edad. Para nosotros el trabajo de tecnificación desde los 6-7 años a los 11 nos parece fundamental. El gesto. Los jugadores que salen de Lezama habiendo estado mucho tiempo, es la mayor diferencia que noto respecto a los demás, el gesto y el dominio del balón.

Y eso es causal. Le dan valor a la tecnificación, la preparan y la desarrollan muy bien, y al final se ven sus frutos. Cada etapa tiene unas necesidades, y creemos que tienen que tener unos objetivos.

Para nosotros, en el Leioa, en la etapa infantil por ejemplo, nos parece fundamental la gestión del balón. Y le damos mucho valor a eso. Y en cadetes por ejemplo, es muy importante para nosotros educarlos en la «pre-participación», que es la consciencia de como alejado al balón, siempre tengo funciones que hacer.

Ahí ponemos mucho el foco, y nos parece fundamental. Cómo ajustar los equilibrios de los alejados, las vigilancias de los centrales, los acompañamientos cuando se da una conducción, o la distancia del lateral derecho si lateral izquierdo tiene el balón. Son aspectos que nos parecen fundamentales.

¿Cuál es el papel del entrenador en una etapa tan importante como la del Futbol Base?

Fundamental. Pero no para mostrarse, o para hacer cosas que poco tienen que ver con la formación, sino para acompañar al jugador en su formación.

Ser un buen entrenador de fútbol base no es sencillo, porque muchas veces hay que renunciar de intervenir, hay que renunciar a ser para que el jugador sea el que se exprese como es.

Y no es sencillo. Para nosotros, es fundamental en estas etapas los entrenadores que corrigen desde el individuo. Tenemos un entrenador en el Leioa, Adrián, que en el plano puramente futbolístico encarna a la perfección lo que un formador ha de ver.

Está continuamente corrigiendo aspectos individuales del jugador. Es capaz de detectar las cosas muy rápido, e interviene en dosis pequeñas. El pie de apoyo, una orientación que le ha impedido ver el otro lado, un cuello que no gira antes de recibir… Y si encima, el juego que se plantea es exigente para el jugador, como es el caso, esto es la increíble.

¿Utilizabas alguna metodología en tus equipos?

En el Eibar, los cinco años en los que he estado tuve 4 responsables de metodología, por lo tanto, 4 formas distintas de ver el entrenamiento, y toca adaptarse sin renunciar a mis creencias.

Que son pocas, pero firmes. Me gusta que en los entrenamientos se compita, es decir, que en las tareas de colaboración- oposición haya un marcador. Hasta en una posesión.

O creo apenas nada en el trabajo de balón parado en etapas formativas. Y creo muy poco en técnicas colectivas y mucho en la aplicación. Tampoco diría que tengo muchas más creencias en el apartado metodológico.

¿El mejor recuerdo que se lleva Haritz de esta etapa es…?

Me vienen dos a la cabeza: la última sesión de coaching que hice en el Eibar con el resto de los técnicos. Fue una despedida preciosa, que no voy a olvidar nunca. Lloramos mucho, y es algo que voy a guardar para siempre.

El primer entrenamiento que hice en el Eibar. He sido socio del Eibar muchos años antes del entrar al club como entrenador, y verme vestido del Eibar, con 19 años, dirigiendo una sesión, es algo que no voy a olvidar nunca.

Tampoco voy a olvidar la sesión tan desastrosa que planifiqué, que la tengo pegada en mi cuarto para no olvidarme, es que cuando se sabe poco de algo, la ilusión, lo compensa casi todo. Y en esos tiempos era muy malo diseñando una sesión, pero en ilusión no me ganaba nadie.

Eres uno de los Directores Deportivos más jóvenes en el futbol Semiprofesional ¿Cómo fue tu llegada al SD Leioa?

Casual, como casi todo lo bueno que pasa en esta vida. Al salir del Eibar, tuve un momento raro, pensé por momento estar un año alejado del fútbol, a ver si se me habría otros caminos.

Salió la posibilidad, y la verdad es que dudé poco. Me gustó el proyecto que me presentaron, y entré como Coordinador de la escuela de fútbol y míster del Cadete A.

¿Cómo llego el cambio de entrenador a Director Deportivo?

El Director Deportivo dimitió, y el señor Presidente, que nunca le voy a poder agradecer todo lo ha confiado y confía en mí, me ofreció liderar la Dirección Deportiva.

Ese año lo compaginé con la labor de entrenador. No me imaginaba a mí mismo sin entrenar, y para aceptar lo que me ofrecían, es el único requisito que puse, la de seguir entrenando.

Fue un primer año precioso, pero terminé muy quemado. Una carga de trabajo, y de presión a mí mismo enorme. Y ahora, me veo más en el área de gestión que en el verde.

De vez en cuando me sigo poniendo el chándal para entrenar con algún equipo del club, y disfruto un montón.

¿Cómo es el trabajo de un Director Deportivo del futbol Base?

En primer lugar, en lo que se refiere a funciones, es la de la creación de una línea a seguir en el área deportiva del club. Cuáles son las líneas que vamos a seguir como entidad, cómo y con qué gente va a funcionar las diferentes áreas que componen el área deportiva. Y dentro de eso, la distribución de la partida económica de la que disponemos para dichas estructuras de la entidad.

El desarrollo de las líneas marcadas, ya es función de los diferentes agentes que forman la parte de la dirección deportiva. Y del trabajo de esas ramas de la Dirección Deportiva nace la línea de trabajo de la SD Leioa.

En lo que se refiere a día a día, un día normal, tiene que ver con más horas de oficina de las que me gustaría. El volumen de jugadoras/es muy alto, ya que contamos con alrededor de 850 jugadores/as.

Suelo ver a la semana alrededor de 5 entrenamientos, menos de los que me gustaría, y de media el fin de semana veo 7 partidos en directo. Normalmente, 5 de equipos internos y 2 externos.

¿Qué es lo que crees que es más importante dentro de tu figura?

Más en forma de síntesis que de tesis, es fundamental no fallar en los diagnósticos. Estamos continuamente analizando procesos, analizando la eficiencia de cada una de las áreas, analizando puntos de mejora… Y para ser capaz de detectar dónde tenemos que crecer, y sobre, por dónde es factible poder hacerlo, tenemos que ser muy precisos en el diagnóstico.

Por poner un ejemplo concreto. Una de las primeras cosas en la que nos hemos enfocado como Dirección Deportiva, en detectar cómo unificar criterios desde los diferentes departamentos, al desarrollo de una identidad de juego.

El jugador formado en el Lagun Artea, que es la escuela de fútbol del Leioa, suelen ser jugadores técnicos, con pie, con buen manejo del balón. Eso nos lleva a creer que la unificación del desarrollo de la identidad de juego tiene que ir por ahí.

Pero no solo aporta eso. Cuando queremos traer un jugador para el juvenil liga vasca, creo, que el hablar de juego combinativo y valiente, y que eso no quede en palabras, es algo que atrae el jugador de fuera también.

Y desde ahí nos tenemos que hacer fuertes. Tener claro que la identidad de juego no es solamente eso, sino que es valor añadido al club. Y tenemos que ser valientes y consecuentes con eso.

Por otro lado, soy muy extrovertido. Intento ser así en el trabajo. Que me vean cerca, no vean en mí una pared difícil de atravesar. Y aunque exijo mucho a quien me rodea, creo que eso lo consigo transmitir.

Y luego confiar en ellos. Confiar de forma incondicional en que van a hacer bien las cosas, y en que tienen capacidad para hacerlo.

¿Qué es para Haritz el Futbolverdadero?

El fútbol verdadero es todo lo que se mantiene puro. Es el chaval que le brillan los ojos porque después de hacer los deberes le toca entrenar. Es el entrenador que en el trabajo, no deja de pensar en cómo hacer que el equipo sea más fluido.

Es el padre o la madre que acompaña a su hijo/a en lo que hace, sin más interés que la felicidad de quien más quieren. Es el Director Deportivo que abraza al entrenador en una mala racha de resultados.

Es el fútbol con lluvia y barro. Es el compañero que anima desde el banquillo, sabiendo que el nosotros está por del yo.

Fuente: FUTBOLVERDADERO.