Jamás desprecies esa medalla bien ganada

Walter Gullaci

Periodista de La Nueva.

Ya pasaron varios días de lo que, para muchos argentinos, fue una gran frustración. Haber salido subcampeón de la Copa América tras perder el duelo decisivo, por penales, ante el local Chile, obviamente que trajo un dejo de decepción a todos quienes nos prendimos frente al televisor aquel sábado 4 de julio.

La misma, o quizás algo menor, que sentimos en la final de la Copa del Mundo de Brasil 2014 frente a los alemanes, esta vez al caer 1-0 en tiempo suplementario.

En una y otra ocasión, fuimos segundos. Pero sobre todo competitivos, protagonistas. ¡Y finalistas!

Que quede claro.

Solo pierden finales aquellos equipos que logran jugarlas. Y Argentina las jugó. Las dos.

De allí que no se justifica, ni se entiende, que la mayoría de los jugadores se hayan sacado con indisimulable desprecio, en el estadio Nacional de Santiago, las medallas de plata por dicho logro.

Fallaron ellos, los protagonistas, en desechar el premio al esfuerzo y a una gran perfomance. Colectiva e individual.

Falló el líder, Gerardo Martino, en permitirle a sus dirigidos ese dislate y no hacer público su desagrado, si es que lo tuvo.

Y fallamos muchos de nosotros al avalar esta sensación nociva de que solo sirve ganar, ganar y ganar. Y salir campeón o la nada.

En eso, algún día habrá que cambiar.

Y entender qué significa realmente la competencia. Esa que abarca a muchos y suele premiar solo a unos pocos. Muy pocos.

Entre ellos, Argentina, claro.