Relato de Ángel

Di María y el entrenador que le dijo que iba a ser un fracaso en el fútbol

“Imaginen una mujer andando en bicicleta por todo Rosario, con un pibe atrás y una nenita adelante, más un bolso deportivo, con mis botines y algo de comer, en el canasto de adelante. En subida. En bajada. Pasando por los barrios más difíciles. Bajo la lluvia. En el frío. De noche. No importaba. Mi mamá sólo seguía pedaleando. Graciela nos llevaba donde tuviéramos que ir.

Así y todo, la verdad es que mi época en Central no fue fácil. De hecho, creo que si no fuera por mi mamá, habría dejado el fútbol. No una vez, sino dos. Cuando tenía 15 y todavía no había crecido, tenía un técnico que estaba bastante loco. Le gustaban los jugadores muy físicos y agresivos, y ese no era demasiado mi estilo, viste. Un día, no salté en un córner y al terminar el entrenamiento, nos juntó a todos y ahí, se dio vuelta y me miró. "Sos un cagón, sos un desastre. Nunca vas a llegar a nada. Vas a ser un fracaso", dijo. Me destruyó. Antes de que terminara de hablar, yo ya me había largado a llorar delante de todos mis compañeros, y al toque me fui de la cancha corriendo.

Cuando mi mamá entró a mi cuarto, yo seguía llorando y le dije que quería dejar el fútbol. Al día siguiente, no podía ni salir de mi casa. No quería ir al colegio. Me sentía humillado. Pero mi mamá se sentó en mi cama y me dijo: "Vas a volver, Ángel. Vas a volver hoy. Y a ese le vas a demostrar". Volví al entrenamiento ese día y ahí pasó una cosa increíble. Para empezar, ninguno de los chicos se burló de mí, al contrario, me ayudaron. En cada pelota que venía por arriba, los defensores me dejaban ganar de cabeza. Casi que se aseguraban de que me sintiera seguro. Y eso que el fútbol siempre es competitivo, especialmente en Sudamérica. Cada uno que juega está tratando de tener una vida mejor, viste. Pero siempre, siempre me voy a acordar de ese día, porque mis compañeros vieron que estaba sufriendo y me ayudaron”

Fuente: Ataque Futbolero.