El récord que el fútbol argentino no debería festejar

Debut a los 14 años

 

Psicólogos deportivos, entrenadores y profesionales médicos abren más de un interrogante sobre un hecho que poco tiene que ver con la formación y desarrollo de un chico.


El récord que ningún formador, de esos que uno valora y pondera, quisiera ostentar…

El debut de un chico de 14 años recién cumplidos en la Primera División del fútbol profesional argentino marcó un execrable hito en la historia de la pelota en nuestro país.

Deportivo Riestra lo hizo posible de la mano de su técnico Cristian Fabbiani, otrora delantero de excelente técnica pero poco propenso a cuidar su condición física.

Iban 81 minutos del duelo por Copa Argentina, en cancha de Patronato, cuando al apodado “Ogro” se le ocurrió hacer ingresar a la cancha al pibe Mateo Apolonio, quien en un par de días pasó de entrenar con la novena del equipo del Bajo Flores a ser parte del plantel profesional. Y así fue, nomás.

Con 14 años, 29 días y su diminuto lomo, Mateo se dio el gusto (¿gusto?) de hacer historia al batir el récord de Sergio Agüero, quien debutó a los 15 años y 33 días en el Independiente del por entonces Oscar Ruggeri. Nada es casual…

Lo cierto es que Apolonio casi ni tocó la pelota. Algo totalmente lógico y normal, por más promisorio que sea su precoz talento.

Nadie, a esta altura, debería negar su asombro ante semejante dislate. Apurar los tiempos, en el fútbol como en la vida, suele traer sus consecuencias. En general, negativas.

No resulta sencillo desentrañar el contexto de un hecho que la mayoría de los medios futboleros festejó, con esa buena dosis de pan y circo que suelen tener los análisis que despierta la pelota.

Arranquemos por intentarlo mediante la psicología en el deporte. En especial, en el fútbol, que adopta algunas cuestiones que lo diferencian de otras disciplinas. Por ejemplo, aquello de contener en un gran porcentaje a chicos que se encuentran fuera del sistema. Que asoman en nuestros espacios formativos con varios derechos vulnerados en su niñez.

 

“Una locura”

Enrique Borgarelli es psicólogo social y deportivo. Trabajó gran parte de su vida en el ámbito judicial y, además de ser muy futbolero, habitó espacios formativos desde su lado profesional en clubes como Olimpo y Villa Mitre, por ejemplo.

Para Quique, el hecho se trató literalmente de “una locura”.

“Por más que el chico tenga capacidades técnicas brillantes, se trata de un pibe que recién está saliendo del cascarón. Analicemos el caso de River, que de pronto está promocionando a algunos juveniles como Masantuono (Franco), quien está a punto de cumplir 17 años, o Echeverri (Claudio) y Ruberto (Agustín), que ya tienen 18. No es lo mismo que hablar de 14 años. A los 16, por ejemplo, el chico está terminando la adolescencia media. Y debo decir que tampoco me parece prudente hacer debutar a un chico a esa edad. Pero hay casos, como el de Echeverri por ejemplo, que quizás lo amerite, siendo que está protegido por un club y un cuerpo técnico muy serios. Y ha demostrado estar a la altura en un plano de desarrollo físico, psicológico y cognitivo que sus compañeros de equipo”.


“Sólo para los libros”

Martín Carrillo, otrora goleador y hoy técnico del líder del fútbol de la Liga del Sur, San Francisco, es sobre todo un gran formador de futuras promesas.

Su opinión se divide en dos partes.

“Como hincha del fútbol o espectador, lo de este chico me pareció que fue sólo para los libros de historia del fútbol y para que la gente que maneja el club y su técnico puedan sumarse ese poroto. Como entrenador, estoy lejos de lo que sucede en Riestra y no veo el día a día del chico, pero el camino de iniciación, desarrollo, perfeccionamiento y alto rendimiento no creo que se haya respetado. Hasta percibo que no hubo desarrollo ni físico ni futbolístico del chico. Lo pasaron a buscar por el colegio y lo llevaron a competir con jugadores súper profesionales. Los próximos partidos nos mostrarán verdaderamente qué quisieron hacer”.

 

 

“Inocencia interrumpida”

El ex arquero y hoy técnico Diego Fernández, quien además es escritor de contenidos futboleros como el muy recomendable libro “El Intelecto y Diez Más”, dejó en Twitter una reflexión contundente.

“Inocencia interrumpida”, arrancó así.

“Adultos a cargo que tendrían que ser responsables son cómplices de la barbarie a la que asistimos día a día. No importa el costo para sobresalir aunque ese costo tenga de por medio la vida de un nene de 14 años”, escribió en la red social.

 

 

“Los santos lo amparen”

Néstor Herrero, de reconocida trayectoria en nuestro fútbol como entrenador y formador, sostiene que “debutar es iniciarse”.

“Siempre uno quiere empezar cuanto antes pensando que a más tiempo mejor resultado. Pero si la carne está cruda y el fuego es fuerte seguro se ‘abarrota’, suele decir el asador. La verdad pasa por trascender por la capacidad que se posee y se puede expresar para aportar al equipo, sino la confusión es certeza de fracaso”, señala quien hoy es parte del scouting de jóvenes futbolistas que realiza River Plate en nuestro medio y la región.

“Este dislate nada tiene que ver con hechos comprobables como fueron los de Maradona o Agüero. Se da en un contexto desordenado y caótico de nuestro deporte insignia y campeón del mundo. ¿Cómo será protegido este imberbe futbolista por el ‘ordenado’ Ogro Fabbani, quien fue incapaz de habernos dado demasiado de su capacidad de futbolista carente de respeto hacia sí mismo? Que al joven Apolonio los santos lo amparen”, culmina Herrero.

 

 

Una visión médica

Yendo a la parte médica, el especialista en traumatología y ortopedia Emilio Corinaldesi plantea que en caso de formar parte del cuerpo médico de un club que pretende hacer debutar profesionalmente a un chico de 14 años, se aseguraría que éste se encuentre en las condiciones físicas requeridas para semejante desafío.

“Hay que tener en cuenta que enfrente, como rivales, hablamos de futbolistas profesionales, por lo que trataría de realizar las evaluaciones correspondientes que certifiquen que ese chico realmente puede jugar a ese nivel.

Con sólo 14 años como dato puede parecer muy pronto. Es así. Aunque hay que aclarar que no todos los chicos de esa edad están iguales en su faz madurativa”.

Corinaldesi sostiene que algunos chicos de 14 años se encuentran en una etapa más avanzada de desarrollo, mientras que la mayoría de esa edad permanece en una fase más inicial.

“La edad cronológica a veces no nos proporciona un dato certero. Si el chico tiene un desarrollo madurativo avanzado, un roce adecuado y entrenó varias veces con el plantel de Primera, sigue siendo un hecho claramente llamativo, aunque su incursión en el ámbito profesional está, diríamos, más supervisada”.

 

 

Lo cierto es que Mateo Apolonio ya es parte de este pandemónium que resulta el fútbol argentino.

Tan grotesco, a veces, que un periodista acertó al criticar duramente la decisión de hacerlo debutar tan tempranamente. Aunque a los pocos segundos apareció promocionando una plataforma de juegos futboleros on line que hoy ponen sobre una guillotina adictiva, y muy peligrosa, a tantos de nuestros pibes. En fin. Ese es otro tema.

El que nos ocupa, trata de un pibe seguramente lleno de sueños. De 14 años y 29 días. La edad de la inocencia... interrumpida.

Como bien tituló nuestro amigo Diego Fernández.


Fuente: Lanueva.com