Con Facundo Tello

De aquel 9 de Libertad a este juez de gran potencial

Facundo Tello, hoy a los 33 años (nació el 4 de mayo de 1982), jugó de centrodelantero en las inferiores de Libertad y reconoce haber sido un poco insoportable dentro de la cancha.

Hoy, siendo ya un árbitro de primera división en la AFA, recuerda aquellos tiempos con alegría, aunque poco tengan que ver con esta personalidad tranquila, sin estridencias. La misma que expresa cuando imparte justicia con su habitual jerarquía.

Facundo colabora en la Asociación Bahiense de Arbitros con el instructor nacional Alberto Martínez, su formador y el encargado de dictar las clases para los chicos cursantes.

Y tiene mucho para decir de su profesión. De los pibes que asoman. Y de lo que asume como situaciones que exceden al fútbol y terminan siendo perjudiciales. Como el que deriva de las redes sociales.

"Es que han dado impunidad, inmunidad y anonimato a gente que opina, acusa y dice cualquier cosa de nosotros, los árbitros, sin pruebas ni darse a conocer", sostiene.

No cree en la falta de compromiso de los árbitros.

"Muchas veces el hecho de cambiar el ángulo de visión o el foco de óptica deriva en errar el fallo. Solo eso".

Se refirió a aquella jugada en la que Carlos Tevez terminó fracturando al chico Ham, de Argentinos. "No tengan dudas que Luis Alvarez no pudo ver la acción debidamente. De allí es que surge el error. Podemos discutir si cometimos un error de posicionamiento, pero no de errar a propósito".

Facundo admite que le costó pasar de jugar inferiores a ser árbitro.

"Yo jugaba de centrodelantero en Libertad y era un poco insoportable. Me pasaba que era muy impulsivo como jugador y eso lo trasladé a mis primeras etapas como árbitro. No podía bancarme que un padre me insulte o me trate de manera despectiva. Lo quería pelear. Mis formadores me veían buenas condiciones y me decían que era una lástima que yo no pudiera entender cómo me sacaba, hasta que lo fui manejando y hoy puedo asegurar que me pueden decir cualquier cosa que yo tengo mi cabeza solo en el juego y en lo que me corresponde dentro de una cancha".

Al equipo que más jugadores le expulsó fue a Libertad, su club. 

"Y me asombró la posibilidad que tuve de actuar libremente y expulsar en un mismo partido a jugadores del equipo que soy hincha y en el que viví muchísimas situaciones de chico. Eran muy amigos míos. Y la verdad no dudé un instante en expulsarlos, sentí la libertad de haber actuado honestamente, pero cuando terminó el partido entré al vestuario y se me caían las lágrimas. Quiero que ganen siempre, pero ello no va a suceder por mí".

"Más arriba dirigís, se te hace más simple la tarea", manifiesta Facundo.

"Es posible que en un partido de primera de AFA tengas muchas menos polémicas que, por ejemplo, en uno de Liga Comercial. Pero con que tengas una sola en un cotejo de primera, la repercusión con todo el circo mediático que se arma es tremenda. Sino acertaste te lo repiten toda la semana. Por allí tenés en 90 minutos un solo error, pero ese justo condicionó el resultado y es duro". 

"Participo de las clases con los chicos que se están formando, y yo, fundamentalmente, trato de imprimirle la pasión que siento por el arbitraje. Es algo que cuesta entenderlo. Cualquiera diría `esta gente está loca'. La mayoría piensa que las cosas negativas son muchas más que las positivas. Hoy puedo vivir de esto, pero el sentido de pertenencia y de vocación seguiría estando si no cobraría. Y tampoco tiene que ver con ser un futbolista frustrado como muchos dicen.

El consejo a los árbitros jóvenes

"Cuando uno sabe que cometió un error, hay que evitar la autocrítica instantánea, tratar de reponerse lo antes posible y de ninguna manera tapar un error con otro error".

Así lo define Giannini

Mauro Giannini, quien abrió el camino de los árbitros a nivel del fútbol grande, define a Facundo Tello como un juez con todo el futuro por delante. "Tiene el perfil que hoy se busca. Presencia, es alto, de buen físico, y por su capacidad y humildad, no tiene techo. De hecho, es uno de los chicos que ya estuvo terciando para poder convertirse en árbitro internacional. Ahora, como jugador en su época de inferiores, era insufrible", sostuvo entre risas.