La fábula del obsesivo que quiere vivir la vida

Mauricio Pochettino es el entrenador de moda en los despachos de la AFA y en el firmamento europeo, pero detrás de su figura poco conocida se esconde un fanático del trabajo que reflexiona en las páginas de un libro que va camino a ser best seller. El hombre que no extraña a la Argentina y el entrenador que dirigiría a Inglaterra, juntos en un mismo envase.

Y dónde vive ese chico?”, preguntó Marcelo Bielsa, un lunes por la noche, en un páramo perdido de Villa Cañás, la localidad santafesina en la que nació Rosa María Juana Martínez Suárez, Mirtha Legrand. Aunque el frío ponía la marca por debajo de los diez grados, el entonces desconocido entrenador miró a Jorge Griffa, su aliado en aquella empresa, y escuchó paciente como un reclutador local le contaba que el mejor jugador de la zona no había ido a la prueba de futbolistas que acababa de terminar. “Murphy”, fue la última palabra que sintió antes de subirse al auto para hacer los 50 kilómetros que lo separaban del hogar del hipotético crack. Bielsa y Griffa llegaron a una estación de servicio en la entrada del pueblo y comenzaron a preguntar por la casa del muchachito. Sobre la 1 de la madrugada del martes tocaron su puerta. Luego de una negociación con la madre del jovencito, que desconfiaba de la identidad de los dos hombres, el padre, conocedor del paño, recordó haber escuchado sus nombres y los dejó pasar. Durante diez minutos, el Loco explicó que estaban buscando a un talento de la zona y que les habían recomendado a su hijo. Claro, a tales horas y en un living, la conversación entre extraños duró poco. Entonces, el hoy técnico del Leeds United apuntó: “¿Podemos ver al nene?”. Fue así que en penumbras entraron a la habitación de un pibito que dormía y llegaron a pedirle a los dueños de casa si podían ver las piernas del crío en cuestión, para ver si tenía futuro. “¡Qué piernas de futbolista!”, pronunciaron los dos enviados, un poco para endulzar a los padres y otro poco para dar final a la situación. La obsesión de Bielsa, esa que el mundo conocería años más tarde, terminó al pie de una cama en una noche de invierno. En esa cama, sin enterarse de nada, dormía Mauricio Pochettino.

Mauricio Pochettino tiene 46 años y pasa 12 horas por día en el campo de entrenamiento que el Tottenham tiene en Enfield. El entrenador preferido por la conducción de la AFA para tomar el mando de la selección heredó de su descubridor, el Loco Marcelo, el incontestable carácter obsesivo a la hora de trabajar. “Cuando la pasión por lo que haces te consume, dejas de lado muchas cosas. Muchas. No es que le tenga envidia, pero se me hace difícil encontrar una fórmula como la de Manuel Pellegrini, que me cuenta su necesidad de encontrar tiempo para leer un libro o para jugar al golf. Igual estamos equivocados y trabajar doce horas como trabajamos aquí no significa que tengas más pasión que el que trabaja ocho. De momento, el fútbol me absorbe casi totalmente. Hay algunos momentos en los que no paras. En casa, por ejemplo, o cuando ocurre algo grave. Pero la mente sigue distrayéndose, dándole vueltas al fútbol, incluso cuando estás lejos del césped”, escribió Pochettino en “Un mundo nuevo”, el diario íntimo que escribió junto al periodista Guillem Balagué.

El marcador central de elite que pasó por Newell’s, Espanyol, Paris Saint-Germain y Girondins de Bordeaux se convirtió en un entrenador de credenciales con exitosos ciclos en Espanyol (2009-2012), Southampton (2013-2014) y Tottenham Hotspur (2014-actualidad). Por lo que trasciende de su personalidad, Pochettino vive con indiferencia la distancia con sus orígenes. Pasó cinco años sin volver a la Argentina y se define a sí mismo como “un técnico europeo”, debido a que su formación se produjo en los bancos de suplentes de aquel continente. Incluso, cuando brinda alguna entrevista evita opinar sobre el fútbol argentino, del que, confiesa, ve poco y nada. Y aunque también declaró al diario La Nación que sueña con liderar a la Argentina en un Mundial, en su libro cuenta que le encantaría dirigir la selección inglesa. Sobre su naturaleza albiceleste valora como legado la capacidad para adaptarse a cualquier entorno, aquella que mostró en su primer entrenamiento en la Premier League, previo al que pidió a su familia que le enseñara a decir en inglés “árbitro”, “gol”, “delantero” y algunas palabras más. Con eso comenzó su camino en el Southampton.

La última temporada de Pochettino como jugador en el Espanyol fue la primera de Mauro Navas en el club catalán; entonces, no solo compartieron plantel, sino que tenían un estrecho vínculo dentro de la cancha en el costado izquierdo de la defensa a partir de que uno era segundo marcador central y el otro lateral. “Siendo futbolista ya era un tipo interesado en analizar el juego y hablaba como un entrenador, se vislumbraba que cuando no jugase más se iba a dedicar a la dirección técnica”, le cuenta Navas a Enganche. El ex Banfield y Racing puntualiza en la clara preferencia del rosarino, que “siempre se quiso involucrar en el fútbol europeo y, seguro, en su cabeza nunca tuvo empezar en Argentina” porque “esa vocación para dirigir estaba muy enfocada en hacerlo allá”. Esa formación en un ámbito más ordenado, le hace dudar a Navas si entre los objetivos próximo de Pochettino aparece el predio de AFA: “Es un tipo muy respetado en Europa y por sus colegas. Está capacitado para dirigir a la Selcción, pero no sé cuáles serán sus sueños y si tendrá ganas de sumarse a esto”.

Los equipos de Pochettino son conjuntos eléctricos, que atacan con mucha gente pero que, a su vez, juegan transiciones casi como ninguna otra formación en en planeta futbolero. El compromiso de su plantel para con el técnico es total. “La puerta de su despacho siempre está abierta para sus jugadores. Los convence de ir juntos al infierno si hace falta. Es el empleado que más tiempo pasa en el club. Predica con el ejemplo y los jugadores responden porque saben que están mejorando individual y colectivamente”, afirmó hace un tiempo Osvaldo Ardiles, mito del Tottenham y un referente en el día a día, donde cena seguido con el entrenador argentino.

La ascendente carrera del santafesino terminó por cristalizarse en el Mundial, donde participaron 17 hombres que juegan o jugaron bajo su mando, mientras que 12 de ellos llegaron al menos a semifinales. El propio Gareth Southgate, entrenador de la selección inglesa, definió a Pochettino como “el arma secreta de Inglaterra”. Danny Rose, Eric Dier, Kieran Trippier, Dele Alli y Harry Kane son titulares indiscutidos del Tottenham y fueron parte vital del semifinalista del mundo, mientras que Kylie Walker, central derecho en la defensa de tres, fue pieza clave en los Spurs y el año pasado fue comprado por Manchester City. Tottenham fue el equipo que más jugadores puso en las semifinales del Mundial, con nueve representantes.

Pochettino ama trabajar con jugadores jóvenes, a los que va moldeando para convertirlos en estrellas. Con Kane, el goleador de Rusia 2018, logró su obra maestra, al cambiar sus hábitos (“Tenía costumbres de un jugador de 31 o 32 años,”) para transformarlo en un artillero de mentalidad implacable. “La paradoja es que muchas de las cosas que acaban con el disfrute del futbolista son, en parte, las que nos han traído hasta aquí: no ganaríamos tanto si el fútbol no moviera tanto dinero. Quien cambia felicidad por dinero, no puede cambiar dinero por felicidad. En ese contexto, ¿cómo conseguimos que los adolescentes y sus padres valoren nuestra manera de hacer las cosas, cuando en otros clubes les ofrecen mejores sueldos?”, se pregunta.

La obsesión del pibe de Murphy sigue latente en cada uno de sus relatos. Pochettino confiesa que sólo sale de ella ante un gran golpe o un sacudón. Por eso, hace un tiempo, mientras escuchaba una noticia sobre un atentado al micro del Borussia Dortmund, escribió: “Cuán a menudo nos sentimos culpables por no tomarnos el tiempo para disfrutar del aire libre, oler una flor, conversar con un amigo, con los tuyos. Y a veces somos tan estúpidos, tan arrogantes, que nos enfadamos por chorradas y creamos problemas donde no los hay. La vida es un tesoro y cada día una cajita envuelta en bonito papel de celofán. Hay que abrirla, aprovecharla”. Al día siguiente se desmiente y pasa 12 horas en el campo otra vez. Ese es Mauricio Pochettino.

Fuente: Enganche.